Los museos imprescindibles de Londres
Londres es una de las ciudades del mundo con mayor cantidad de museos. Hay decenas y es justo decir que muy pocos son los que los hayan visitado y conocido todos.
Por eso esta guía se basará en aquellos museos que considero imprescindibles para los turistas que tengan entre tres días y una semana para disfrutar de la ciudad: Museo Británico, de Historia Natural y Galería Nacional.
Recuerda que además en Londres tienes dos ventajas que hacen de estas instalaciones una perita en dulce para todos: los museos nacionales son gratuitos y abren (casi) todos los días del año, que no haya epidemias de Coronavirus, por supuesto.
1º MUSEO BRITÁNICO
Es el centro dedicado a la arqueología (también a libros y grabados), o sea, a la historia de las civilizaciones humanas, desde su auge hasta nuestros días. Su nombre, que por sí solo no dice absolutamente nada, se debe a que fue el museo nacional británico hasta mediados del siglo XIX, cuando empezaron a descentralizar todos los tesoros que albergaba.
Además de críptico, el nombre del Museo Británico da a engaño: las piezas dedicadas a la historia del país son una minoría, casi todo es «prestado» de países tan lejanos como Chile, la India, Japón, Egipto o Grecia.
Pero vayamos al comienzo. Corría el año 1759 cuando el Gobierno, aprovechando la famosa ludopatía de los ingleses, dicho con cariño, destinó nada menos que 40.000 libras de la época para comprar la mansión conocida como Montagu House y la colección del científico, amante de la historia, inventor del chocolate con leche y esclavista Hans Sloan (te prometo que todo eso es cierto).
Este filántropo vendió por la mitad de ese dinero los objetos con los que el recinto abrió sus puertas. Hoy cuenta con 8 millones de objetos en propiedad, aunque solo 50.000 en exposición, porque si no, ni el moderno edificio sería suficiente. Pese al traslado de todo lo relacionado con la Historia Natural y la mayoría de libros que poseía en su colección durante el siglo XIX, el museo debió ser ampliado en varias fases, siendo la última la construcción del techo del enorme patio de Isabel II, que data del año 2000.
De todos modos, no te engañes porque sea gratuito: recauda más dinero al año de donativos, venta de productos y membresías, como la mía, que el Museo del Prado, por ejemplo. Así que seguro que el Británico seguirá funcionando por mucho tiempo más sin cobrar entrada. Eso sí, no te esperes estar solo: cada año lo visitan unos 6,5 millones de personas, lo que le sitúa en el top cinco mundial.
Pero hablemos de lo verdaderamente importante, su colección. Antes de nada, te contaré un secreto, qué enseñamos en el tour que mis compañeros y yo realizamos a diario: las exposiciones de Egipto, Mesopotamia y Grecia. Estas secciones no solo son de las más espectaculares y completas, sino también las que mejor explican cómo somos hoy. Porque, créeme, al Museo Británico vas a aprender sobre ti mismo, no solo sobre otras culturas.
EGIPTO
Voy a empezar por Egipto, que seguro que te fascina y no, no se llevaron todo del país del Nilo: lo que verás en el museo es la mejor colección fuera de la tierra de los faraones, pero es bisutería comparado con lo que se conserva en El Cairo y el resto de museos y recintos históricos egipcios. En Londres podrás conocer, sin embargo, la estela de 700 kilos que sirvió para descifrar más de 3.000 años de civilización, la piedra de Rosetta. Al entender los jeroglíficos, también pudimos comprender cómo pensaban los egipcios.
Eso nos llevó a analizar su relación con la muerte, no tan diferente a la nuestra, ya verás. En el museo podrás conocer varias momias que abarcan más de 5.000 años entre la más veterana y la más jovenzuela. También verás los preciosos frescos de la tumba de Nebamún, de las mejores muestras pictóricas que nos dejó este pueblo. También podrás ver colosales esculturas de los faraones más hiperactivos del Imperio Nuevo, Amenofis III y Ramsés II, cuyo busto de granito es la pieza más pesada del museo, ¡7 toneladas! Eso es solo un aperitivo, por supuesto.
MESOPOTAMIA
¡Ay, Mesopotamia! La gran incomprendida. Claro que nos interesa, pero no le damos el valor que realmente tiene. La primera tribu que pobló esta zona de lo que hoy en día son las convulsas Siria e Irak, la sumeria, no solo creó la escritura más antigua del mundo, lo que supuso el inicio de la Historia con mayúsculas, sino que también inventó la cerveza. Unos cracks, aunque como todos sabéis, el perfeccionamiento de este oro líquido, unos cuantos milenios más tarde, fue cosa de gallegos.
Pero hay más. Los sumerios tenían carros de combate mucho antes que sus vecinos, juegos de mesa, instrumentos musicales tan sofisticados como liras y revolucionaron el arte al representar por primera vez movimiento en una superficie plana. Para eso tienes que conocer el misterioso Estandarte de Ur. Pero si todo esto no te convence, te aseguro que tras visitar a los «lamassu» y asombrarte con los preciosos grabados de la caza de los leones del rey Asurbanipal de Asiria, el flechazo te habrá alcanzado, como a los pobres felinos.
GRECIA
La siguiente parada bien pordís ser Grecia y los polémicos mármoles del Partenón, que el gobierno heleno reclama desde hace dos siglos. Según el museo, las esculturas atenienses llegaron a Londres legalmente, adquiridas por el diplomático Lord Elgin al Imperio Otomano. El problema es que los griegos consideran que eran ellos y no los turcos los dueños de su patrimonio nacional, aunque estuviesen en ese momento gobernados desde Estambul. Además, no son pocos los que argumentan que Elgin usó artimañas no legales para hacerse con ellos.
Pero, ya que estamos aquí, detengámonos un momento en contemplar la revolución del primer gran artista de la historia, Fidias. Si buscas bien, incluso encontrarás una de sus famosas Cariátides, esas columnas con forma de mujer.
Claro que el Museo Británico tiene mucho más: restos del Mausoleo de Halicarnaso, que fue una de las maravillas del mundo antiguo, una colección espectacular de escultura india, un ajedrez escocés hecho con dientes de morsa que data del siglo XII, uno de los escasos «moais» completos que se encuentran fuera de la Isla de Pascua, joyas aztecas o la famosa pintura «La Ola» de Hokusai, aunque esta,, por desgracia, no suele estar en exhibición por su fragilidad.
Así que ya sabes, si vienes a Londres y vas a pasar más de dos días, la visita a este museo es obligatoria y hacer el free tour con nosotros, la mejor forma de enterarte de todo y que se te haga ameno en lugar de tortuoso.
2º MUSEO HISTORIA NATURAL
Es importante aclarar una cosa antes de meternos en materia. Este museo se llama de Historia Natural (NHM por sus siglas en inglés), el de Ciencias está al lado, en la misma calle, pero no tiene nada que ver.
El que ahora nos ocupa es el museo que explica la creación del planeta Tierra, la evolución de las especies, habla de los dinosaurios, también dedica una parte a contarnos la odisea humana y nos muestra miles de animales conservados en vitrinas, incluso alguno extinto. Si tienes niños, este es tu museo, salvo que les apasione el Arte o la Historia.
Cuando los papás me preguntan si sería conveniente para sus hijos tal o cual museo o atracción, mi respuesta siempre es la misma: pregúntale, conoce sus gustos y ahí obtendrás la respuesta.
¡Hay niños que son apasionados de las historias macabras de Jack el Destripador! Pero mi experiencia en el Museo Británico es que muchos menores disfrutan del tour tanto o más que los adultos y es una experiencia muy estimulante. Cuando vayas al Museo de Historia Natural lo verás: está a rebosar de niños.
Este recinto data de mediados del siglo XIX, en pleno apogeo cultural propiciado por el marido de la reina Victoria, el príncipe Alberto, que destinó los beneficios de la Exposición Universal, celebrada en el vecino Hyde Park, a construir un barrio lleno de museos: Albertópolis. El nombre no se lo puso él, por cierto, sino los londinenses, ya que el príncipe falleció demasiado pronto y su proyecto no llegó a terminarse. Cerca del museo tienes tres recuerdos de este señor que también te aconsejo conocer: el Royal Albert Hall, donde Massiel ganó Eurovisión en 1968, el Albert Memorial, justo enfrente, ya en el parque, que es una exhibición del poder imperial y el cariño que Victoria le tenía a su amado esposo, por el que guardó luto más de cuatro décadas, y el museo que lleva el nombre de ambos gobernantes, el Victoria y Alberto, que se sitúa justo enfrente del de Historia Natural y está dedicado a escultura, moda y arquitectura.
Recuerda, especialmente sin vas con niños, visitar el otro espacio museístico de la zona, el de Ciencias, que cuenta con decenas de cosas con las que interactuar.
Si recuerdas, antes comentaba que el Museo Británico albergaba la colección de naturaleza desde su fundación hasta que hace poco más de 160 años fue trasladada. Pues precisamente para eso crearon el NHM. O sea, a mediados del siglo XIX, en el Británico no solo estaba Ramsés II, sino que también había jirafas disecadas o iguanodontes, lo que hacía que el faraón no se sintiese tan mayor.
Al edificio del exclusivísimo barrio de South Kensington donde se ubica esta institución le llaman la «catedral de la ciencia». Y con razón. Por fuera, su estilo neorománico lo hace semejante a un templo medieval de dimensiones colosales. El hall principal también es una buena muestra, con el ya famoso esqueleto de ballena azul que te fascinará y que sustituye desde hace unos añitos (y por tiempo limitado) al diplodocus «Dippy», que anda de gira mundial en plan Rolling Stones, pero rollo fósil.
El resto del edificio ya no es tan grandioso. Es bastante laberíntico y aparentemente desordenado. *Un truco: si accedes por la puerta lateral, que es la que normalmente está abierta, sube primero por las escaleras mecánicas y encontrarás una instalación que simula un supermercado japonés durante un potente terremoto sucedido en Kobe en 1995. Eso, si como yo, has tenido la suerte de no haber vivido nunca una experiencia así en tus propias carnes.
Después baja y acabarás llegando a través de pasillos con fósiles y animales disecados al hall principal. Si miras de frente hacia la ballena, al fondo a la izquierda tienes la sección de los dinosaurios, que está muy pautada y es fácil de visitar. Por supuesto, es mi parte favorita. Y la de la mayoría. En el hall, no obstante, verás un esqueleto de mamut, una jirafa, varios dinosauros y otros objetos interesantísimos. Otro espacio que te recomiendo visitar es el de los animales marinos, aunque si tienes tiempo deberías ver la colección de aves y mamíferos: hay desde osos polares o amenazadores pelícanos, hasta pandas rojos y un dodo. Y como en el caso de este último nos los comimos todos en un puñado de décadas, si quieres conocerlo esta es prácticamente tu única opción.
Lo siento, no nos permiten hacer tours en el NHM. ¡Ya me gustaría poder acompañarte para enseñártelo!
3º NATIONAL GALLERY
Este nombre tan escueto (a los ingleses no se les da nada bien lo de los nombres, ¿verdad?) se refiere a la pinacoteca más importante del Reino Unido, que, aunque quizás no sea tan famosa como otras europeas o estadounidenses, te aseguro que es magnífica. A comienzos del siglo XIX, los ingleses estaban que se comían el mundo, literalmente. ¿Buena noticia? Aunque nos ganaron en la batalla de Trafalgar, ellos decidieron invertir mucho dinero en arte al alcance de todos. Así nació en los años 20 la National Gallery (nombre en inglés), el edificio principal de la plaza que recuerda este enfrentamiento sucedido en la costa de Cádiz. Data de 1834 y alberga desde entonces una colección creciente de cuadros adquiridos a distintos miembros de la nobleza y la alta burguesía británica.
Actualmente, consta de cerca de 2.300 cuadros que abarcan desde el siglo XIII a principios del XX e incluye ejemplos de pintura de toda Europa: flamenca, alemana, italiana, francesa, local e incluso española.
Vaya por delante que en Tour Londres te brindamos la oportunidad de realizar un recorrido cómodo y con expertos de verdad, participando en nuestro tour. Te lo recomiendo encarecidamente, pero si quieres verlo por tu cuenta te aconsejo al menos que compres un mapa y comiences el recorrido por la entrada izquierda, la llamada Sainsbury Wing.
De este modo lo estarás haciendo cronológicamente, que es como lo vas a vivir más intensamente. Por favor, no entres solo para ver «Los Girasoles» de Van Gogh. ¡Hay muchas más obras maestras!
Bien. Si comienzas por la Sainsbury Wing y subes las escaleras, a tu izquierda tendrás la colección de pintura medieval, principalmente obras religiosas italianas y retratos al óleo flamencos y translapinos. Una maravilla.
Uno de mis cuadros favoritos lo encontrarás aquí. Es el «Matrimonio Arnolfini», del maestro Jan van Eyck. Seguro que cuando lo veas, esbozarás una sonrisa: aunque el nombre no te suene lo conoces seguro. Acércate y comprueba el nivel de detalle que permitía la innovadora pintura con aceites que empleaban los flamencos.
Puedes ver el reflejo de la pareja protagonista en el espejo, el pelaje del perrito, la luz entrando por la ventana, el Vía Crucis del marco… Podría pasarme horas observándolo. Pues ese cuadro se lo llevaron de España durante la Guerra de Independencia. No se sabe quién ni cómo, pero se queda en Londres, así que aprovecha.
En esa zona también tienes que ver el «Díptico Wilton», que te permitirá entender lo riquísimos que eran los cuadros medievales. Este cuenta con colores carísimos de reproducir, el azul, realizado con lapislázuli, y el dorado, para el que se usaba pan de oro.
No muy lejos se encuentra «La Virgen de las Rocas» de Leonardo da Vinci. Leo mola, lo sabes, así que no te digo más, visita esta pintura tan sofisticada y observa su famoso “sfumato”.
Si abandonas la Sainsbury Wing por el único pasillo que encontrarás, llegarás al resto del edificio. Si me hiciste caso y tienes mapa, no te costará demasiado hacer una visita a la pintura del siglo XVI, mayormente italiana, y la colección flamenca del XVII.
Son muchas obras excepcionales, pero destacaría el retrato del papa Julio II, de Rafael Sanzio, «Venus y Cupido», de Bronzino (párate en este cuadro, la historia que narra te hará estallar la cabeza, lo que aparentemente es bucólico, es en realidad siniestro), la «Familia de Darío ante Alejandro» de Veronés, «Baco y Ariadne», de Tiziano y, sobre todo, «Los Embajadores», de Hans Holbein.
Es un cuadro muy grande con dos jóvenes elegantes, uno a cada lado, acompañados de mapas, libros, instrumentos musicales y un extraño objeto que solo reconocerás si te acercas a la obra desde el lado derecho. ¿Qué te parece? Pues estos juegos visuales eran muy del gusto de los artistas en el Renacimiento. No te olvides de visitar las pequeñas obras de Vermeer y Pieter de Hooch, al lado de los fascinantes bodegones flamencos. Son tan realistas que parece que la comida se sale del cuadro.
Avanza hasta el centro del pasillo y llegarás a las salas dedicadas al Barroco. Aquí tienes varias obras de Caravaggio, Rubens y retratos de Rembrandt imprescindibles en tu visita para entender este período artístico, además de una habitación dedicada exclusivamente a pintores españoles, concretamente, Velázquez, Murillo y Zurbarán.
La más famosa de estas obras es sin duda la «Venus del Espejo», de Velázquez, que fue involuntaria protagonista de un evento histórico relacionado con el movimiento Sufragista británico: la activista Mary Richardson apuñalo la espalda desnuda de la protagonista del cuadro en 1.914 para reivindicar el derecho femenino al voto. No le busques sentido a su «performance»: más adelante, la señora, que había formado parte de las candidaturas laboristas, acabó siendo un alto cargo del partido fascista inglés. Después de décadas de laboriosa restauración, la «Venus» se recuperó totalmente de las heridas.
Un poco más adelante tenemos una espectacular sala dedicada a pintores británicos, la 34, para que veas que ellos también sabían darle al pincel. El más famoso de todos ellos fue seguramente Joseph Mallord William Turner, un auténtico precursor del impresionismo, con una muy prolífica obra a caballo entre los siglos XVIII y XIX.
Aquí podrás contemplar dos de sus cuadros más famosos, «Lluvia, vapor y velocidad» (a ver si encuentras la liebre) y «The Fighting Temeraire», mi favorito. Esta preciosa escena de un barco remolcado al atardecer en el Támesis, no solo sirve como metáfora del fin de una era y el inicio de la modernidad, también es en sí mismo un adelanto a los movimientos pictóricos que llegarán a final de siglo.
Por cierto, aparece en una escena de Skyfall, la peli de James Bond en la que Bardem hacía de malo. También te invito a que eches un ojo a «Experimento con un pájaro en una bomba de aire», de Joseph Wright de Derby. A pesar de su nombre, el cuadro es un rico ejemplo de psicología de los personajes, además de mostrar la faceta experimental que tanto apasionaba a los ingleses durante la Revolución Industrial.
En la siguiente sala tenemos varias pinturas románticas francesas del XVIII, que nos sirven de preámbulo a la pintura moderna. Dos retratos de mujeres destacan en esta habitación: el de Madame de Pompadour, de Drouais, y el de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun. A los franceses sí que se les da bien esto de poner nombres.
La primera te sorprenderá por la precisión con la que el artista pinta cada parte de la vestimenta de esta importante dama de la Francia pre revolucionaria. La segunda, es un autorretrato de la propia artista, una mujer cuya carrera fue tan larga y prolífica como su nombre. No es el único cuadro pintado por una señora que se exhibe en este museo, pero sí uno de los más destacados.
Ahora sí, estamos en la zona de los «ismos», cuando los franceses toman ya toda la iniciativa. En las últimas salas que te quedan por ver te encontrarás con más gente, así que paciencia. Si la tienes, encontrarás «El puente japonés» de Claude Monet, «Un baño en Asnieres», de Seurat, «Las bañistas» de Cézanne, «Los Girasoles» de Van Gogh e incluso un pequeño retrato de Picasso, el de «Bibi la Purée». Esta zona está repleta de cuadros maravillosos, así que merece la pena terminar por aquí tu visita a la National Gallery, justo con la plaza de Trafalgar frente a ti.
Si quieres conocer más sobre la historia de Londres y lugares de interés, te recomendamos que te unas a nuestros tours
Damián Pereira, guía de Tour Londres