JACK EL DESTRIPADOR – EL ASESINO DE WHITECHAPEL
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Una serie de salvajes asesinatos, acaecidos a finales del siglo XIX, conmocionaron a la capital del Reino Unido sembrando el miedo en sus calles.
El contexto histórico: La época Victoriana en Londres
En la época victoriana, Londres era uno de los principales centros de cultura, financieros y de comercio del mundo, y el West End así lo ejemplificaba, con sus calles plagadas de Clubes de Caballeros, donde acudían los acaudalados señores que habitaban grandes mansiones y que desfilaban, junto a sus damas, por los preciosos parques ataviados con lujosos trajes y vestidos, finalizados con sombreros de copa y brillantes bastones.
La otra cara del reinado de Victoria se encuentra en el East End, donde se hacinan casi un millón de personas en busca de trabajo para poder conseguir algo que llevarle a la boca a sus desnutridos hijos. El ignorado y arrinconado barrio de Whitechapel se lleva la palma.
A finales del siglo XIX, en plena depresión económica, el centro industrial del este se resiente e intenta asimilar la emigración judía, proveniente del norte y el este de Europa, y la irlandesa, desesperada y hambrienta.
La sobrepoblación obliga a las mujeres a prostituirse por tres peniques, que era lo que costaba un vaso largo de ginebra en la época.
En este contexto donde las desigualdades eran abismales en una misma ciudad, en la que unos se preocupaban por vivir y otros por gastar, donde los niños del este morían de hambre mientras los del oeste crecían fuertes y sobrealimentados, donde tanto el rico aristócrata como la joven prostituta morían de sífilis que contraían conjuntamente, un asesino sembrará el caos y agitará la sociedad inglesa desde sus cimientos.
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Los asesinatos de Jack el Destripador en Londres
Mary Ann Nichols, Polly para los amigos y familiares, había tenido tres clientes el 30 de agosto de 1888. Se había bebido todo su dinero en el Ten Bells, en Brick Lane, y se dirigió a Whitechapel Road en busca de un nuevo cliente que le permitiera pagar una habitación para pasar la noche. Fue vista por última vez en la esquina de dicha calle con Osborn y encontrada muerta después en Buck´s Row (Durward Street), a las 3:40, a escasos metros de lo que hoy es la estación de metro de Whitechapel. Tenía poco más de 40 años cuando le cortaron la garganta e infligieron un profundo y largo corte en el abdomen.
A las 5:50 del ocho de septiembre de 1888 se encontró un segundo cuerpo. Era Annie Chapman, 47 años, que fue por última vez vista mientras negociaba con un hombre en el 29 de Hanbury Street, Spitalfields, a las 5:15. Se cree que la persona con la que se vio hablando fue su asesino. Su garganta había sido sajada, su cuerpo salvajemente mutilado, sus entrañas esparcidas por el suelo y su útero extraído. La precisión y velocidad de la cirugía hace estremecer a los forenses de la policía cuando estudian a la víctima.
La prensa enseguida se hizo eco de los asesinatos y la alarma recorrió toda la ciudad. Decenas de falsos testigos y acusaciones se amontonan ante las puertas de Scotland Yard. La policía redobla sus esfuerzos y aumenta su número en las calles. La presión se eleva y las fuerzas de seguridad informan de que tienen a un sospechoso, un judío emigrante polaco. La tensión racial está en plena ebullición y se detiene sin pruebas a John Pizer, apodado “Leather Apron » (Delantal de cuero ), para calmar los ánimos. Fue liberado rápidamente.
Scotland Yard recibe cartas con consejos sobre cómo atrapar al maníaco de Whitechapel, otras instándoles a capturarlo a la mayor brevedad y otras de admiración hacia el asesino. Pero una en especial, dirigida al jefe de la policía metropolitana británica, Charles Warren, levanta fuertes sospechas. Ofrece detalles desconocidos para el público general y amenaza con matar de nuevo. La firma un tal Jack el Destripador, pseudónimo que había salido en la prensa y que desde entonces se vinculará a las matanzas de Whitechapel.
A la noche del 30 de septiembre se la conoce como la de “el doble evento”. Elizabeth Stride, Long Liz como se la conocía, es encontrada sin vida en Dutfield´s Yard, una salida del callejón de Berner Street, Henriques Street en la actualidad, muy cerca de Commercial Road. La garganta también había sido rajada pero su cuerpo no presenta ninguna otra señal de violencia. Se cree que el carro conducido por Dean Schutz, el que encontró el cuerpo alrededor de la una de la madrugada, hizo huir al Destripador. El asesino se dirige ahora hacia el oeste y se interna en los límites de La City.
Casi al mismo tiempo, Catherine Eddowes es liberada de la comisaría de Bishopsgate, donde fue retenida debido a su estado de embriaguez al estar deambulando por Aldgate High Street. La prostituta es vista por última vez por tres testigos a la 1:30, cuando conversaba con un hombre a la entrada de Creechurch Place. Tan solo 15 minutos más tarde su cuerpo brutalmente descuartizado es encontrado en Mitre Square. Falta el útero y un riñón, sin duda es obra de Jack el Destripador.
Una nueva carta escrita con tinta roja es enviada a la policía, “Desde el Infierno”, junto a un pedazo de riñón. El autor desafía a sus lectores a atraparlo y les informa de que volverá a actuar. Todo Londres se sume en la incertidumbre y el miedo. La reina Victoria apremia a los responsables policiales a obrar con más radicalidad y vehemencia, mientras la prensa espolea sus críticas sociales aprovechando los salvajes crímenes.
La joven Mary Jane Kelly llevaba varias semanas de retraso en el pago del alquiler de su casa en Dorset Street, en el callejón de Miller´s Courtney. En la mañana del nueve de noviembre un asistente del casero acude al domicilio en demanda de la cuota semanal. Nadie responde a la puerta por lo que se aventura a entrar a través de la ventana. Lo que allí halla le marcará de por vida. El devastado cuerpo de la prostituta había sido cortado casi a pedazos. Sus entrañas esparcidas por el dormitorio, junto a pedazos de carne y tiras de piel depositados en la mesita de noche. Su corazón está desaparecido. Su rostro completamente desfigurado. Su garganta tajada.
Esta fue la última víctima que se le atribuyó oficialmente a Jack el Destripador en lo que es conocido como sus “cinco asesinatos canónicos”, y que supuso la dimisión del jefe de la policía metropolitana británica, Charles Warren. Hay otras víctimas que se le presuponen, aunque carentes de base científica y policial. Después de Mary Jane Kelly, el asesino desapareció por completo y el caso se cerró cuatro años más tarde, en 1892.
El misterio de la identidad de Jack el Destripador
Todavía hoy se estudia el sumario del famoso Jack y se especula con la identidad del criminal. Muchas personalidades de entonces han sido acusadas de estar detrás de este nombre, e incluso existen teorías que implican a la misma casa real de Inglaterra. Extranjeros o nacionales, emigrados o emigrantes, aristócratas o vulgares, carniceros o profesionales de la medicina, hombres o mujeres. Nadie se libra del mito de este asesino en serie que sigue motivando cientos de ficciones, especulaciones y sospechas. Su misterio y presencia permanecen todavía entre las lúgubres calles y escondidos rincones del mítico Whitechapel.
¿Quién fue Jack el Destripador?
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Víctor Oteo
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